ganando el dia

27 de enero de 2017 | Nación de Abram

alimentador_Rose_Abram_150En este día estaba ganando. Yo, Rose Morris, encontré mi casa y a mí misma pasablemente limpias, los niños sin mocos, a la escuela y las reuniones de negocios funcionando tan bien como el café solo que estaba inhalando para alimentar el día. Estaba prosperando, en la zona, anotando las tareas diarias como disparar a los patos en una fila para ganar el gran premio del oso de peluche en la feria.

Mientras estaba sentado con un colega en felicidad triunfante, digiriendo furiosamente los detalles de nuestras reuniones de negocios con más café, ¡mi hijo Abram irrumpió por la puerta principal y entró caliente! "¡Te olvidaste de mí!" gritó con una voz entre la ira y el llanto que puede sacudir a un padre hasta el alma, o saltar sobre sus últimos nervios. Inmediatamente me di cuenta de que era un lunes, el día que normalmente recogía a Abram en la parada del autobús para llevarlo a su programa después de la escuela en Wesley espectro niños maravillosos. El colapso de Abram sería inminente.
"Hola amigo, está bien". Dije con voz tranquilizadora tomando a Abram en mis brazos. “Tenemos mucho tiempo para llevarte allí”. Luego procedí a calmar a Abram al continuar abrazándolo, murmurando palabras tranquilizadoras de que nos aseguraríamos de que llegara a su programa a tiempo. Las emociones de Abram se calmaron sorprendentemente, luego lo persuadí para que comiera un sándwich de mantequilla de maní y lo llevé a la cocina a preparar uno.

Todos podemos aprender de Abram a elegir cómo responder cuando dejamos caer la pelota como padres o en el trabajo. Me gustaría decir que elijo el amor y la paciencia, en lugar de lanzarle una pelota antiestrés a mi esposo, sin embargo, la mayoría de las veces ese no es el caso. Recordar lo que es más importante nos ayuda a todos a comprender que está bien cometer errores, pero la verdadera victoria está en cómo los manejamos. Comprender que el bienestar emocional de Abram estaba antes que mis frustraciones fue la lección de Abram para mí. ¡Así que sí gané! Entonces finalmente me di una ducha.